jueves, 9 de febrero de 2012

Locales y Visitantes



5 cuadras por 7 como mucho, una avenida costera en donde se alinean muelle tras muelle, la conexión con tierra firme, nunca entendí eso si al fin una isla se mueve igual que un continente cuando se mueven. tras los muelles la marina de guerra, después el pueblo de los locales, después hoteles más exclusivos y casas de alto nivel. La punta con sus ruinas de juguete y sus iguanas perdidas en el tiempo, y volver por la costa de rocas en donde el mas caribe apenas demuestra la fuerza con la que destruyo la isla hace solo 6 años, en esta costa las pequeñas villas de pescadores, con casas que se apiñan al resguardo de la brisa y la sal, que lo destruye todo, todo menos la belleza original de esas viviendas hijas de la necesidad y hermanas de el mar que les da de comer en todos los sentidos.

Esa es la isla, isla en donde terminé mi primer parte del viajé por México antes de cruzar a Cuba. Isla en donde conocí la emoción más fuerte del viaje. Isla en donde decidí intentar quedarme y trabajar por un tiempo, isla en donde pasé los mejores y los peores momentos de este viaje hasta ahora.

Vidas e historias.

Algunos llegaron hace unos días, otros hace unos meses, otros hace unos años, hasta ahora no conocí a nadie que haya nacido aquí. Todos tienen, todos tenemos, historias de vida, algunas se cuentan en una noche, en un día de playa, con cerveza, en la rambla a la noche, tocando la guitarra, comiendo tacos, tocando el saz. Algunas se cuentan más despacio, o no se cuentan sino que se dejan entrever. Otras... las más importantes... nos incluyen. Entro en historias, entran en la mía.

Entran, forman parte.

Lentamente entran. Porque sí. No tiene que ver con horas de charla, con gustos en común. Son momentos de conexión, son sentirse acompañado, son efímeras ausencia de soledad. Lapsos en los que me olvido que estoy solo, que estoy lejos de eso que llamamos casa, que como explicaba en otro momento no tiene que ver con un lugar geográfico sino con una cotidianidad de personas que te conocen. Cotidianidad que vuelve a generarse en miradas en códigos en común, en un guiño cómplice que nos dice que contamos con ellos.

Angustia, la partida

Uno se queda, ellos se van, parten, siguen. Igual que como hice yo mismo tantas veces, solo que esta vez soy el que me quedo, el que vive otra vez su día en el mismo lugar, despertando a la misma hora, caminando por el mismo malecón, tomando la misma cerveza en el mismo bar. Pero esta vez todas esas cosas cargan con alguien más que siguió, que partió, esa cerveza y ese malecón me recuerda que una vez mas los que estuvieron y no están. Cargan con los visitantes que siguieron visitando mientras mi yo local se quedo sin ellos.

Quizás vuelva a ser visitante, tal vez sea mejor.



3 comentarios:

  1. cuando el viajante empieza a sentir ese lugar como "algo" suyo ???Será consiente del momento o solo se lo podrá ubicar un tiempo después con la mirada hacia atrás ???

    ResponderEliminar
  2. El local debe de cambiar su camiseta para recibir al visitante... Aunque Perru, acá mi lado, dice, que es muy futbolero el comentario y no ahorra un comentario soez.

    Perru y TT

    ResponderEliminar
  3. Volviste! Dejar abandonado este blog en mis manos era de uan irresponsabilidad enorme!

    ResponderEliminar