jueves, 16 de febrero de 2012

Historia 3: Una Alemana en Guatemala

Pude descansar del francés que quiero practicar en todos lados donde voy, del inglés que ya revienta, del italiano forzado de los últimos días, y hablar español ya que, como me dijo con una cara de "mirá que entiendo todo" mientras yo hacia chistes con las dos marplatenses del asiento de adelante, viví tres años en Guatemala. Lo que no descansamos fue del sueño que cada uno traía ya que en las intemrinables 15 horas que compartimos yendo de Tulum a San Cristobal de las casas, ni Sarah ni yo dormimos mas de 4 horas, había muchos temas en común, muchas curvas en el camino, muchos baches en la ruta y nuestras altas alturas propias nos impedían tomar alguna posición cómoda en los asientos del bus.

Traía un sombrero negro, el sol me hace muy mal para cantar, traía un bajo eléctrico que en cualquier momento parecía dispuesto a caerse sobre alguno de nosotros entre las curvas de la selva lacandona, traía unas ganas de hacer música que nos otorgó horas de charla, de opiniones encontradas y coincidentes y que a ella le trajo la decisión de irse a estudiar música a una universidad de guatemala a los 19 años, sabía español por el colegio pero en verdad lo aprendió allá, entre sus pronunciaciones germanas metía de vez en cuando algo de lunfardo Guatemalteco como si todo el mundo hispanohablante utilizara eso normalmente, lo más serio fue en la frontera, me contó, cuando no se que le dije al oficial de migraciones sobre meterme en problemas.

Traía una mochila increíblemente pesada, regalos para mis amigos de Guatemala, en especial una botella de un wisky alemán para mi amigo barman, traía un cuatrimestre en su escuela de edicion de sonido de una pequeñisima ciudad de la ex alemana del este, con esa ciudad unos amigos demasiado alemanes, una vida demasiado pueblerina y unas ganas inconfesables de volver un poco al quilombo latinoamericano. No puedo hablar con la mayoría de los que antes era mis amigos, no tengo ningún tema de interes en común, me aburren me dan bronca, la cantidad de cosas que están pasando en Alemania, ver como día a día lo poco que quedaba en pie se privatiza, como el costo de vida aumenta y la población solo baja la cabeza y sigue trabajando sin quejarse, me da mucha bronca, no puedo soportarlo.

Traía un pañuelo de colores bien yucatecos, y una historia familiar de separaciones, de hermanos distanciados, de padres separados y decisiones difíciles pero en donde siempre había lugar para una segunda oportunidad si se tiene la paz interior suficiente, paz que supongo vino a recargar en estas vacaciones en Guatemala, con trabajo ya arreglado, voy a vender pan en una panadería, necesitan alguien con cara de extranjera, y sus ojos azules en medio de ese pelo rubio no podía venir mejor, amigos que reencontrar y su vida tironeada entre estudios oficiales alemanes, pasión no oficial y todo el atlántico en el medio.

En estos años en Guatemala se dió cuenta de como es el Alemán típico, de cuales son las cosas que conforman la forma de ser alemana: Trabajar siempre lo más posible, obedecer reglas, hay reglas hasta para decirte cuan alta tiene que ser la verja de enfrente de tu casa, respetar a la autoridad, pero contame vos, me preguntó, cuales son las cosas que hacen al ser argentino, me costó horrores y casi media hora terminar la respuesta. Comida, le dije, cualquier ocasión que provoque un encuentro tiene comida, facturas, bizcochitos, asado, la pasta del domingo, unas pizzas, siempre está la comida en el encuentro. Espontaneidad en el encuentro, no existe planificar la semana o el finde, siempre te puede caer un amigo y quedarse a cenar, siempre te pueden llamar al ultimo momento para una cerveza, ninguna actividad con otro tiene una hora límite cierta. La familia, el encuentro en la cena, la pasta de los domingos, los cumpleaños multitudinarios, las navidades y años nuevos con comida para una semana, las mesas grandes.

Que lindo, dijo ella; que lindo la verdad, pensé después... y la charla siguió entre Ellas Fitzgeralds y Tom Waits, y ella y sus viajes y sus paises, y yo y los míos.

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