sábado, 4 de febrero de 2012

Tam Biet VietNam!!




2 de febrero, aunque lo postee cuando la pagina dice ahí arriba.

Sería algo así como “chau Vietnam”. Nos despedimos de este increíble país desde Saigón, una ciudad que le da una especie de broche de oro y que no se puede evitar si uno quiere tratar de entender un poco, o irse con algún concepto que cierre de este país.

Como empezar a describir Saigón? Por el final, Saigón Red Beer, very good, only 13.000 vnd (algo así como 0,50 u$s). También se come muy bien y barato, hay ferias y mercados por todos lados, donde uno puede regatear por deporte hasta quedarse sin un mango.

No solo llegamos cerca del año nuevo, también estamos en plena celebración de los 82 años del Partido Comunista, que tiene solo 2 millones de afiliados en un Vietnam de 90 millones de habitantes. Es difícil pensar que este es un estado comunista, cuando se ven enormes carteles de publicidad, miles de locales por todas partes, las grandes marcas, las pequeñas, las falsificaciones, todo junto. Torres financieras de 60 pisos y una sucursal de casi cualquier banco internacional. Sin embargo las banderas del partido comunista flamean en las calles, en los taxis y en los edificios públicos y privados. Parece casi una ironía constante y cotidiana. Las camionetas cuatro por cuatro último modelo conviven con los pobres que viven de la venta de baratijas o que duermen en la calle.

En el campo el panorama es distinto pero a la vez idéntico. El contraste se repite. Cada centímetro de la tierra está cultivada y trabajada artesanalmente, no hay maquinas. Se ve a los campesinos, como hace doscientos años, cultivando el arroz arrodillados en el piso, con las manos metidas en el agua, vestidos de negro y con los sombreros cónicos de paja. Pero eso convive con muchas fábricas que se ven cada tanto y molinos de energía eólica de última generación.

Aún hoy, después de casi cuarenta años del final de la guerra de reunificación -no hay que olvidarse que la “guerra de Vietnam” consistió básicamente en que fuerzas norteamericanas se inmiscuyeron en una guerra civil entre Vietnam del norte y el del sur, dos partes de un mismo país que había sido separado por los franceses-, todavía siguen existiendo grandes diferencias y rencores entre los vietnamitas norteños y los sureños. El guía de la excursión de hoy decía que ese tipo de sentimientos perdura en la generación que tiene entre 50 y 70 años, es decir, aquellos que pelearon o padecieron la guerra. Los nacidos después de 1975 -nada menos que el 65% de la población-, no piensa en el pasado ni en USA como un enemigo, sino que solo le interesa, mirar para adelante, “la fiesta y las chicas” dijo. De hecho la Republica Socialista de Vietnam normalizó sus relaciones con USA en 1995.

No sé, personalmente me resisto a caer en el facilismo del “party and girls”. Me resisto a creer que todo el mundo puede entrar en este envase occidental de moral de plástico-financiero, en este imperialismo que lo que busca es imponer la “american way of life” como ya lo advertía Cortázar -por nombrar al primero que se me ocurre- en los 60´.

Hoy visitamos los túneles de Cu Chi y el War Remnants Museum. Es abrumadora toda la evidencia que demuestra que los vietnamitas, -un puñado de campesinos sin fuerza aérea, sin tanques, sin misiles, sin armas nucleares, sin entrenamientos, absolutamente pobres y peor alimentados- ganaron una guerra imposible, luchando contra un enemigo inmenso a fuerza de ideas, ingenio, mucha garra y un amor propio extraordinario.

Veo a los occidentales invadiendo las calles, comiendo y bebiendo en los restoranes, comprando en los negocios, haciendo rebalsar a los hoteles y los hostels, gastando incalculables cantidades de dinero y poniendo en movimiento una enorme industria como es el turismo y entonces me gusta pensar que no es solamente “party and girls”, sino que de alguna manera es algo de justicia.

No van a devolver los tres millones de vidas que tomaron, no van a pagar los millones de dólares que costó reparar los daños materiales causados por las bombas que tiraron, Tampoco van a hacerse cargo de cada niño nacido con deformaciones por culpa de las armas químicas que usaron, pero me gusta pensar que el hecho de que vengan a este país de a montones, se coman sin chistar la mojada de oreja que implica la visita al museo de la guerra y gasten millones de dólares todos los días comprando boludeces, es una especie
de venganza 2.0.

Apuntes finales.
- La barrera idiomática es un tema. En promedio, el vietnamita que trabaja en turismo habla muy mal el inglés y cualquier otro idioma, y cuando la barrera idiomática no se pude superar, sonríen o se enojan, aunque lo más común es lo primero. El vietnamita es muy amable y siempre que ofrece algo o se le pide ayuda, lo hace con una enorme y sincera sonrisa.
- A la gente común -y esto fue lo único que nos recordó a Cuba- no le interesa demasiado la política -aunque tampoco puede interesarle demasiado, las últimas personas que se reunieron el año pasado con fines políticos están hoy entre rejas- y está contenta porque, si bien hay un poco de corrupción, todos tienen trabajo y la gran mayoría de la gente es propietaria de la vivienda en la que habita. Los organismos internacionales dan cuenta de este dato, el nivel de desocupados en Vietnam difícilmente llega al 3%, pero hay mucho trabajo informal.
- Los autos son enormes y último modelo. Hay más motos que peatones. En Saigón viven diez millones de personas y hay 8 millones de motos. Sin embargo, aunque no les guste caminar, casi no hay vietnamitas que sufran de obesidad.
- En Vietnam las armas son ilegales, no existen permisos de tenencia, ni de portación. Nadie tiene armas. De hecho, ni siquiera la policía regular usa armas, uno los ve trabajando en las rutas y patrullando las calles con sus uniformes muy llamativos pero en sus cinturones no tienen armas de ningún tipo. Tampoco usan botas como la mayoría de los uniformados del mundo, solo zapatos o por lo general sandalias. Esto es muy impresionante en un país que estuvo en guerra durante más de cien años y que las ganó mediante el uso de fuerzas irregulares o guerrillas.
- A diferencia de todos sus vecinos y de la gran mayoría de los países de Asia, Vietnam no tiene un alfabeto propio, ya que hasta el siglo XVI el idioma no tenía forma escrita. La escritura que se usa hoy en día, que utiliza las letras y los números occidentales, se llama quoc ngu y fue inventada por Alejandro de Rodas para poder comerciar.
- Nos encontramos con un total de 16 hispanoparlantes en Vietnam, 12 de ellos eran Argentinos.

1 comentario:

  1. Hijos buenisimo el relato, muy didáctico y gracioso donde debió serlo. Cuando hacian el detalle de las situaciones vemos algunas o muchas idénticas a la de nuestra américa, triste tierra de contrastes, de campos aún cultivados de rodillas y por las familias enteras, desde abuelas a tiernitos!!!Y tanta sangre derramada para beneficio de los de afuera!!! Es lógico que las nuevas generaciones de vietnamitas no quiera saber nada con la política, son tan malos los imperialistas de derecha como los de izquierda y no quedan muchas opciones, no te dejan pensar distinto.
    Lo que dicen de la venganza o devolución en verdes de los yankees es idéntico acá, nosotros nos preguntábamos como despues de todo lo pasado les devuelven pleitecias y atenciones, y después nos dimos cuenta que ellos la tienen re clara, están de vuelta, le sacan plata y ya!!! terminado el problema, los gringos vienen con dólares y compran vidrios y ellos lo disfrutan (aunque para adentro, jajaja) Sigan escribiendo y fotografiando, nos encanta leerlos y sobre todo disfruten!!! De paso aguante argentina!!!! cada vez somos más los que viajamos, porque será???? Jajajajaja

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