domingo, 25 de diciembre de 2011

Mercados

Esta entrada no tiene foto, pero quiero que me acompañen a conocer esto, los mercados, no los internacionales, ni los financieros, si no los mercados de mexico, en especial me referiré al mercado 20 de noviembre de Oaxaca y al cerca del hostel en Puerto Escondido.

Estaba marcado en el plano y quedaba cerca de donde la lonely planet me mintió que se encontraba la agendia de combis que hacen el trayecto Oaxaca Puerto E barato, asi que me decidí a pasar por ahi a desayunar chocolate. Desde afuera se ven puestos o locales como en cualquier cuadra del once, donde también suelen ser temáticas y vender todos el mismo rubro, pero cada una cantidad equis de locales se abre paso hacia el interior de la manzana que resulta ser un gigantesco galpón dentro del cual se disponen formando una cuadricula y generando unas calles, los locales. Los que venden cosas para llevar tienen generalmente uno o dos lados de atención con mostradores y otros dos o tres ciegos, estos venden en este caso, chocolate, mole y pan. mas adentro se mezclan los locales de comida con los de desayunos, en ambos casos el mismo material que hace la mesada de la cocina y el mostrador arma unas mesas fijas revestidas en azulejos o acero inoxidable, en donde por medio de largos bancos la gente se sienta a comer.

En mexico gracias a las costumbres locales y a mi desorden en los tiempos de las comidas nunca comí ordenadamente como en mi país, así ni bien llegado al mercado osea cerca de las 10:45 a.m. me clave un tazón de fuerte chocolate con leche caliente con un pan de yema, o pan amarillo, a un lado otra persona consumía lo mismo que yo y a mi derecha una familia engullia enormes enchiladas de res con frijoles negros cebolla y todo coronado por salsa picante verde. Ese día la merienda consistió en un helado y la cena se adelantó a las 7 de la tarde siendo un encebollado con refresco, porque perdí de vista el que vendía churros.

Son todos muy parecidos y por lo tanto una de las personas que trabaja esta encargada de enchufarle el menú plastificado a cada uno de los que se aventura por esos pasillos, repitiendo una lista de lo que le parece puede llegar a interesarle al comensal. No me convenció el pibe sino la mesa de acero inoxidable, que contra las de azulejos blancos ganaba en probabilidad de higiene. Tratando de hacer tiempo hasta que saliera mi bondi para no cenar tan temprano me propuse averiguar que significaban todas las palabras de la carta. Cuando uno conocé a la comida por un nombre que es el que está escrito en el menú no encuentra mejores palabras que las ya escritas para explicar lo que es cada cosa, asi que tuve que recurrir a comparaciones con cosas que yo conocia, pero el mozo no, por lo que no fué muy productivo nuestro trabajo, al rato se sentó una chica con su madre o abuela al lado nuestro, al rato me doy cuenta por su forma de hablar que eran argentinas, estaba por preguntarles algo para entablar una conversación cuando les son llevados sus platos, "no me dijeron que eran tan grandes!! tendrías que haberme avisado!!" "pero que quiere, son siempre así" "si pero te tendrías que haber dado cuenta que no sabíamos porque somos extranjeros, yo trabajé de moza 3 años y es tu deber informar al cliente" "bueno pero ahora que hacemos" "ahora ya está pero para la próxima tenelo en cuenta" y se me fueron las ganas de charlar.

25 a la noche después de un atardecer en el mar, muy tranquilos estábamos retozando en el bar del hostel cuando se armo una comitiva para tomar un taxi e ir a comer una "massive hamburger" rob y yo optamos por la opción económica de ir caminando al mercado a ver si había menúes piolas. Milanesas con papas y frijoles (si, no digo mas porotos) por un lado y pollo frito con arroz y frijoles por otro, casi en familia. Un galpón gigante sin paredes como esas enormes canchas de basquet cubiertas que pueblan nuestro norte argentino, sobre la vereda algunos puestos con techo propio, algún cable tirado y la infaltable garrafa de gas,   mesitas de plástico con sillitas e innumerables manteles del mismo material de colores diversos. Entrando al galpón se volvían a formar las calles entre los locales, sector frutas y verduras, convenientemente cerrado un 25 a las 8 de la noche, sector carnes con el característico olor, y atrás el sector comidas con sus menúes escritos prolijamente con marcador grueso sobre cartulinas de vivos colores, fuimos al fondo y una hermosa morocha con los típicos ojos negrçisimos de este país nos alcanza unas cartas plastificadas, nos sentamos en una mesa larga al lado de tres hombres con mexicanos bigotes que luchaban contra algún tipo de pez entre frijoles, cebollas y chorros de jugo de lima, después de traducirle la carta dos veces obviando las comidas que no tenia idea que eran con la clásica cara de "ni idea" hacemos nuestro pedido, y comimos en familia mirando una peli mexicana de un papá noel del 3er mundo que baja a cumplirle el deseo a un adolescente en sus malos tiempos que de niño había pedido ser ayudante de santa.

hoy pasaré del calor de las playas a el templado frío de las montañas chiapanecas en San Critóbal de las casas, no se si ponerme pantalón largo o no para viajar.

1 comentario:

  1. ¡SIEMPRE se viaja con pantalón largo! El viaje no te permite maniobrar, y si pasás frío la pasás mal un rato muy largo sin ni siquiera poder moverme.
    Lo voy a extrañar a Rob ahora... o van juntos?

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