miércoles, 28 de diciembre de 2011

Ah, era invierno, cierto.



Como pasar de una estación a la opuesta en 11 hs de bondi, cuando me vesti "para viajar" en Puerto Escondido no me aguantaba la ropa, pasar el mediodía en punta zicatela sin una mísera palmera que ataje un solo rayito no es bueno para la piel. Pero sabía que San Cristobal era frío, lo decía la guía que hasta ese momento no se había equivocado, como veremos que lo hizo mas tarde.

Montañas debería haberme hecho pensar en nuestra cordillera, al pleno sol del mediodía la piel todavia arde, pero cuando cae el sol el abrigo que traje no alcanzó. No es solo la piel y el confort, dejar un mundo de surfers y familias con heladeritas por las montañas de chiapas me trajó olor a madera quemada, camperas tejidas, gorros de lana, botas, lloviznas nocturnas, dormir bajo frazadas, me trajo al bolsón.

La arquitectura colonial de San Cristobal es mucho mas modesta que la de Oaxaca, o que la del mismísimo DF, pero con el mismo cariño, la única diferencia entre el centro histórico y el resto es el estado de conservación de sus revoques, y alejándonos un poco mas vemos como el ladrillón de adobe se transforma en bloque de hormigón, las tejas por chapas.

No está todo torcido por estar fundado en barro ni por tener terremotos cada 10 años como en DF, pero nada esta a la misma altura de nada, las tejas hechas a manos, todas diferentes en formas y colores copian superficies imposibles, siguen barrancas y vigas vencidas por los años, las veredas suben al doble o triple de su altura para llegar a las puertas de las casas, sin importar por donde vaya la calle, estrechas como las de microcentro, desniveladas como las de la boca, con piedras de colores y texturas múltiples, la ciudad sube y baja los cerros hasta donde puede y un poco mas como los barrios de caracas, como las favelas de Río, la ciudad se mira a su misma y a sus cerros que la protegen, que la encierran.

Si sacáramos a todos los turistas quedaría algo de ambiente cosmopolita que es inherente al pueblo, gente que eligió este lugar, de nuevo, como el bolsón, parrillas argentinas, panaderías italianas, yanquis yoguis, comida tailandesa, pero mexico sigue estando entre tortillas y tortillas (léase panqueques de harina de maiz, no esas cosas fritas con huevos) y el mexico que conocía hasta ahora se empieza a enriquecer de otros mexicos mas raros, con mas caras, mas ojos, mas colores y mas idiomas, vestidos de lana, niños y mas niños colgados de la espalda.

Otros méxicos que sobrevivieron a la conquista, a las pestes, a la globalización y que luchan día a día por sobrevivir a la democracia burguesa.

Otros méxicos que desde esos ojos negros, tan profundos, tan de antes de cristo y de cristobal chapotean en el barro con un palo en la mano y un pañuelo en la cara para decirles a sus gobernantes que no quieren ayuda, solo quieren justicia, paz y verdadera democracia.

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