martes, 13 de octubre de 2009


Conmemorando. Quinientos años.
Impulsado por la fuerza de su mente, en la soledad de su imaginación, con la fe que hace al mortal omnipotente, sobre la frente del sol, viaja Colón. Lo acompañan el rebelde, el incrédulo, el valiente; la esperanza y la desesperación. Los futuros generales, los caudillos y cardenales, la guerrilla y el germen de una nación.

El plebeyo junto al noble, en el mismo paso
doble, por el oro y la pasión por la Conquista. Y Colón es su Almirante, y Dios porta el estandarte de Castilla y Aragón imperialista. Viajan diablos y madonas, ignorancias y diplomas, idealistas, mercenarios y patriotas. Inocentes y culpables, ricos, pobres, miserables, hermanados en su búsqueda de gloria.

Este fué el mejor momento de la gran equivocación. Cuando, frente a lo imposible, latió un sólo corazón. Comenzaron apostando al alma, con la esperanza invencible del que ha sido un perdedor.

Terminaron humillando al cielo,
destrozando sus estrellas y orinándose en la luna y en el sol. La cruz que luego bendijo el genocidio fué la que al principio habló de amor. La injusticia no termina para el indio. Cinco siglos no han calmado su dolor.

Negativo y positivo se confunden en la herencia del 1492.

Hoy, sin ánimo de ofensa hacia el que distinto piensa, conmemoro.
Pero sin celebración.

Conmemorando.

500 años.

Conmemorando.
El Ser Latino.

500 años.
Y todavia se hace camino

Conmemorando.
Buscando América que aún no te encuentro

500 años.
De llanto y risa, de sentimiento

Conmemorando.
A todos los indios, de nuestra tierra.

500 años.
Esperando a una justicia, todavia no llega

Conmemorando.
Una esperanza que no termina

500 años.
De una alegría sigue viva

Conmemorando.
Nuestra costumbre, nuestra cultura.

500 años.
Un continente, una sola casa.

Rubén Blades.