lunes, 16 de abril de 2012

A esa isla llego nadando


El bus que nos llevo de Quetzaltenango paso por Ciudad de Guatemala, pero haciendo caso a todas las voces que nos habían advertido acerca de su peligro no hicimos mas que bajarnos de un bus y esperar a que salga el siguiente hasta comiendo en la terminal privada de la empresa. Apenas amenazando a amanecer nos deja el bus en la Isla de Flores sin terminar de entender porque no en la terminal bajamos todos nuestros bártulos que incluían las clavas de Jere mi guitarra y la colcha que la rubia se había comprado en pana y nos dedicamos a esperar a que saliera el sol, con tanta suerte que ahí en la rambla vimos uno de los más lindos amaneceres del viaje luego del cual encontramos un hermosísimo lugar para desayunar con internet y vista al lago, el internet me sirvió para confirmarle a mi agencia de turismo que por favor abra el pasaje que tenía fecha de retorno para el 15 de marzo, y la vista al lago nos permitió mirar la isla de enfrente y decir llenos de coraje “a esa isla llego nadando”

Flores se encuentra en la provincia de Peten que a diferencia del resto de los lugares de Guatemala que conocimos no es una zona montañosa sino llana y mas bien selvática donde las altas temperaturas y su humedad hacen que si dejas el pie quieto la enredadera más cercana te crezca por encima. La ciudad está construida sobre una isla en el medio de un lago por lo que solo mide como unas 5 o 6 cuadras de diámetro, con una rambla circular solo interrumpida por el puente que la une a tierra firme y una pequeña isla enfrente alberga el museo de la zona, a donde llegamos nadando unos días más tarde.

Habríamos de conocer a Flores mejor en un par de días ya que ese día nos encontramos con las amigas guatemaltecas de Jere, nos subimos a su camioneta y nos dirigimos a una cabaña paradisiaca a orillas del mismo lago pero en otra parte, previo almuerzo de tortillas con palta tomate queso y picante en un muelle con clavados y todo. En esas cabañas paradisíacas pasaron tres cosas: la rubia fue atacada por un pato, vimos estrellas fugaces a la noche desde el muelle en el lago y la amiga de la amiga de jere nos hizo una introducción a la história política de Guatemala.

Al otro día esperamos a que se haga la tarde para ir a las ruinas de Yaxha, la idea de esperar era estar en la última pirámide que tiene una privilegiada vista al lago Petén Itza para disfrutar de la puesta de sol, con un vinito. Unos boludos los mayas para elegir la ubicación de los edificios. Caminando por la selva pensaba en la cantidad de pirámides y otros edificios mayas que faltan por descubrir, de hecho la pirámide más grande la encontraron hace pocos años, todo montículo de la selva parece un edificio por sobre el cual la selva pasó. Y volver a Flores, comer un churrasquito, despedir a las chicas y cumplir la promesa de ir hasta la isla nadando. Experimentado y todo a mi me generaba dudas, tan cerca de la superficie del lago me era difícil calcular la distancia pero me tiré y me propuse ver que onda, cuando llegue a la mitad me pareció que era lo mismo terminar que volver, siempre hay algo que nos traiga de vuelta. Llego y me pongo a charlar con unos chicos que estaban jugando, y argentina y messi y esos son tus amigos? Volteo y veo a Jere y a Flor nadando, ya muy cerca, me dio susto primero pensando que lo que les podría costar y luego me sentí un boludo cualquiera, volvimos ya con el sol poniéndose, y charlas internacionales en el muelle mientras el sol seguía muriendo.

Otro día más de Flores, de disfrute, de arreglar la salida, de despedida porque ya nos separábamos, de nadar a la isla de enfrente, esta vez ya con el sol puesto, y encontrarnos con todos esos nuevos amigos hechos esos días para festejar el cumpls de Jere, con Stijl el belgo que va a ir a canada, frenchu, más conocido como Simon, el mendocino con pasaporte francés, los locos de mierda de Suecia y su ninja en medio de nuestras clases de salsa, y las doce, y el sueño de esos intensos días y nuestra última noche juntos.

La vuelta de Guatemala por la frontera de Palenque, la selva, el Jere Dormido, el frenchu intentando chamullar en hebreo, la guitarreada en la balsa que cruza el río que hace de frontera con una canción en hebreo, una en francés, una en japonés y una zamba para mostrar. Llegar a Palencu, pasarnos las fotos, despedir al culiado de Jere que iba a hacer la gran Jere una vez más y viajar hasta DF por menos de 200 pesos. Negociar fallidamente el hospedaje barato con el frenchu y al otro día las ruinas, nuestra falsa partida y las sanjuaninas y españolas que no jugaron al truco pero nos hicieron quedarnos una noche más y convencieron al frenchu de viajar con nosotros a playa del Carmen.

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