viernes, 22 de junio de 2012

Morazán y Los dioses del Metal.


Nunca en todo lo que va del viaje me costó tanto llegar a un lugar, nunca tampoco tuve tan poca información sobre el camino, nunca tuve tanta convicción de que ese lugar no me lo tenía que perder, desde que Ana y Daniel en su blog mencionaron la impresión que les causo sentí lástima por perdérmelo ya que todavía pensaba que el Plan A era factible, y luego, al empezar a pensar el Plan B empecé a investigar. Conseguí en internet el libro “Las mil y una historias de Radio Venceremos” y empecé a meterme en esos años que eran años de mi vida también, ya no eran los lejanos 1820 o  1976, ya hablábamos de '81 '84 '92 y yo recordaba quien había nacido en esos años, en que grado estaba, ya era una historia literalmente contemporánea.

Bus con peli y aire, luego Chicken bus y más tarde picop, que es una camioneta con toldito y asientos, la que nos deja en un paisaje Londinense con las últimas luces del atardecer y una neblina de montaña cual gigante nebulizador, imposible ver mas de 10 metros, a medida que caminábamos el pequeño pueblo, su plaza, su iglesia, sus murales, se nos aparecían de esa nebulosa de cuento.  La dueña de la Pupusería frente a la plaza nos indica cómo llegar a lo de la Abuela la que nos ofrece una casita en las afueras (6 cuadras) a la que vamos con Adolfo, salimos de la ruta ya con algo mas de visibilidad, subimos dos cuadras con 45 grados de pendiente y pasamos frente al misterioso hombre de la capucha.

La casa tenia goteras en sus dos habitaciones que, luego del día entero de lluvias fuertes, rezagos de un huracán, habían inutilizado las dos camas grandes, todo lo sospechábamos hermoso en la penumbra, desandamos nuevamente esa terrible subida para llegar a la Pupusería antes de que cierre y pedir 4 pupusas que fueron 6 y cafés.

Cuando pensábamos que el horno ya estaba apagado y que la dueña pacientemente esperaba que nos fuéramos para irse a dormir aparece Iván con su porra de pelo, sus 14 años y su remera de Hermética.  La hija de la dueña, peluquera, lo empieza a provocar por su corte de pelo, ya me lo corté!, Grita él con un intento de voz metalera preadolescente, cuando termine la escuela y me vaya a la universidad voy a dejármelo hasta la cintura porque voy a estudiar para eso, para ser un espíritu libre!, y por qué en la universidad?, preguntaba la peluquera, mientras reclamaba falta de estricto control de parte de sus padres, mi papá está en Estados Unidos y mi mamá es médica, la dueña con la  mitad de su cara hacía gestos como diciendo, seguro que no le presta atención a sus hijos, la peluquera confirmaba comparando la crianza con sus hijos que presentes en la Pupusería y comiendo sus tamales lucían rapados cráneos en estricto orden.

Voy a ser un espíritu libre para solo obedecer a los Dioses del Metal, para eso tienes que estudiar porque si te va mal en el colegio no vas a poder ir a la Universidad, voy a ser músico de Metal, y cuanto ganan los músicos de metal en El Salvador, pero Metallica, Hermética, Ac-Dc, pero vos vivís en El Salvador y aquí los músicos de Metal no viven de la música o vos conocés alguno que si? Y las de queso estaban casi igual de exquisitas que las de frijol con queso, y el café aunque raro era de los mejores que habíamos probado en nuestros viajes, despidiéndonos hasta el almuerzo nos fuimos ruta abajo esperando no encontrarnos con el encapuchado misterioso que era lo único inquietante en esa tranquila noche de neblina en Perquín.

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